お守り
Suerte en proyectos, trabajo, negocios, exámenes, salud, amor, protección…
Los OMAMORI son una especie de amuletos en la cultura japonesa, similar a la cruz o medallas de vírgenes y santos para los cristianos. Cada templo
sintoísta y budista tiene sus propios OMAMORI, y sirven para traer fortuna y suerte en distintos aspectos de la vida proporcionando distintos tipos de protección.
En sus orígenes eran de papel o madera, pero en la actualidad los OMAMORI se mantienen dentro de una bolsa de tela de diseño y materiales tradicionales japoneses. Pueden contener una oración o la escritura de una invocación.
Los Omamori se realizan a través de un ritual sagrado, donde se hace un busshin (evolución espiritual) en un contexto Shintoista o Kesshin (manifestación) en un contexto budista.
El OMAMORI nunca debe ser abierto porque perdería su poder protector y debe pertenecer a una sola persona. Los niños los suelen colgar en la mochila del colegio y los adultos en el bolso, espejo retrovisor del coche…
El OMAMORI es renovado cada año. Pasado un año se devuelve al templo donde se compró. Nunca debe ser tirado a la basura, no es recomendable deshacerte de él, debe ser tratado con el debido respeto para evitar un retorno negativo de su acción protectora. (A. Lussana)
En la cultura japonesa la protección es algo muy importante. Se remonta a siglos atrás y cada templo tiene sus propios Omamori con colores, telas tradicionales y exclusivas, hechos de forma totalmente artesanal.
Aquí tenemos la tienda de Omamori del Templo de Kamakura, Tsurugaoka Hachimangu. Kamakura fue la capital de Japón durante casi dos siglos.
Podemos observar como cuelgan los estudiantes de sus mochilas los Omamori. Cada año vuelven al templo a comprar su nuevo Omamori y a entregar los antiguos.
El origen de los DESEOS se encuentra en el OMAMORI 御守り japonés, donde cada persona elige su color y pide su deseo más profundo.
Son piezas únicas (1/1) y exclusivas de la Colección Deseos. De fabricación limitada y artesanal, con Oro Amarillo o Rosa de 18K, creadas por Ernest Oriol y finalizadas con Óleo y Laca de Cristal por Sonia G Caballero.
